Imagina que tu cuerpo es como una casa. Y que cuidar de esa casa te mantiene siempre en guardia. Porque debes limpiarla, barrerla, cerrarla a través del ayuno y así alejar a los demonios que quieren invadir la casa limpia. Cuidado con las casas limpias: son las preferidas del diablo.
Eso lo sabe GG, la protagonista de Ni la música me consuela, quien en Nueva York, con su gato y sus compañeras de casa, intenta sobrevivir diariamente a una angustia que no sabe de dónde viene pero que debe ser derrotada como solo un samurái puede hacerlo.
Camila Gutiérrez, una de las voces más originales de su generación, sorprende con esta novela sobre un exilio deseado pero marcado por el desarraigo, las huellas de la infancia, las supersticiones, la muerte que acecha silenciosa pero inevitable y las personas que huyen, como los gatos cuando ya no se sienten en casa.
«Para expulsar esto por lo que sufro mucho, sufriré algo. Para no querer morirme, me voy a tener que morir un poquito»
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